sábado, 2 de febrero de 2013

Mascarilla de arcilla

Uno de mis propósitos para este año (tengo muchísimos) es volver a cuidarme la piel. Antes podía pasar horas en el cuarto de baño echándome cremas y potingues. Ahora me da tanta pereza, que la mayor parte de las veces no me desmaquillo (¡¡no me matéis!!).

Hace años, cuando sufría en mis carnes el horrible acné juvenil, seguía un ritual que aprendí en un programa de remedios naturales (sí, en el de Txumari, jajaja). No siempre seguía los pasos completos. No tengo ni idea de si las burradas que me hacía en la cara eran beneficiosas o me perjudicaban, pero a mí me encantaba echarme mis mascarillas y mis cositas.

Los pasos que había que seguir para el cuidado de la piel, según el programa, eran los siguientes:

- Para limpiar la cara, sólo hacía falta una lechuga. Se trata de hervir unas hojas de lechuga en un poco de agua (ahora que lo pienso, no recuerdo si tenía que hervir o sólo calentar; lo mío no es el rigor periodístico). Tras apartarla del fuego, se deja enfriar, se apartan las hojas de lechuga, y te lavas la cara con ese caldo verde. La verdad es que dejaba sensación de limpieza, pero por pereza la hice muy pocas veces.


- Para exfoliar, se puede usar sal, combinada con el paso anterior. Yo este paso lo cambié a mi gusto, y prefería usar azúcar. 


- Para eliminar impurezas, una vez a la semana tocaba la mascarilla verde (¡mi paso preferido!). Mezclando un poco de arcilla en polvo de herboristería y un poco de agua, se forma una pasta que te extiendes por la cara (evitando el contorno de ojos y boca). Unos minutos después, la mascarilla se empieza a secar, dándote un aspecto como de ogro verde viscoso.


 



Mientras se va secando, la cara se te acartona, tienes que hablar sin separar los labios, en plan Lomana, y si te ríes, se empieza a cuartear (si te ríes mucho, puede llegar a romper en pedacitos).



  



 Y siempre (SIEMPRE) pueden pasar dos cosas: o bien tienes un típico familiar graciosillo que te hace reír a propósito, o estás sola en casa y llaman a la puerta. Esto le pasó a una amiga ;)


- Por último, para hidratar, se hace otra mascarilla. Se hace con un par de cucharaditas de yogur, un poco de miel, y un poco de limón. Ésta daba gusto echarla, y además sabía bien :)


Años después, ya en la época de la Universidad, me encantaba seguir algunos de estos rituales con mi abuela. Todos los fines de semana volvía a casa, y los viernes de noche los dedicaba a estar con ella (¡y con el gato!). A veces nos gustaba hacer la mascarilla de yogur, y ver al Cantizano las dos en el sofá, con la cara blanca y relamiéndonos de vez en cuando, partiéndonos de risa. Ahora escribo todo esto en otra casa, en otro sofá, unos cuantos años después, con la cara verde y cuarteada, muchos recuerdos muy felices, y una sonrisa.


3 comentarios:

  1. Hola guapa,

    Genial la informaición. Por cierto, Girls ya está en la segunda temporada. La semana pasada vi el capítulo 2x03. ;)

    Un beso,
    Cristina♥
    http://blog-andcoffee.blogspot.com.es/

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  2. Soy una perezosa en todo lo que se refiere a la estética, mascarillas y cremas, pero me has hecho sonreir con la historia de tu abuela, tan tierna. Me has animado a cuidar más mi piel, que ya es hora... Besitos.

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  3. Gracias por tus palabras, Rosy. Besos!!!!

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