lunes, 16 de junio de 2014

Después de la tormenta viene la calma

Estoy de vuelta. Como dije hace unos días, tenía que dejarle el ordenador a un informático para que le hiciera una puesta a punto, y ya lo tengo conmigo otra vez; así que en cuanto termine este post voy a contestar los comentarios (sé que hay alguno pero aún no los leí) y pasarme por vuestros blogs.

Tengo novedades con respecto al tema de mi consulta: ya me concedieron el permiso (por fin), así que sólo me falta terminar un par de detalles y empezar a publicitarme como una auténtica chiflada. Legalmente ya puedo empezar a atender pacientes . Pero, como me dijo la asesora jurídica, me esperan unos primeros meses algo dificilillos con respecto a captación de pacientes, porque en julio y agosto "nadie se encuentra mal". Poco a poco. Sin hacer castillos en el aire ni cuentos de la lechera, confío en que con un poco de suerte y mucho, mucho, mucho, mucho esfuerzo, las cosas me van a ir bien a medio-largo plazo. Es el sueño de mi vida y voy a pelear con uñas y dientes por seguir montada en este tren y que siga en marcha.

Lo siguiente que voy a contar me cuesta mucho. No me gusta nada contar penas en el blog. Tengo malos días como todo el mundo, y en mi vida suceden cosas buenas y malas, pero las malas prefiero no contarlas en este espacio cursi, rosa y optimista. Desde que escribo aquí pasé varios momentos en los que la vida nos puso a prueba, momentos muy críticos. Cuando pasaba eso, simplemente dejaba de escribir unos días o ponía algo medio en clave más que nada para desahogarme. Pues hoy necesito desahogarme contándolo. Este fin de semana pasó una de esas cosas que te hielan la sangre y te hacen pensar durante unos segundos que el mundo es un lugar peligroso, que hoy estás y mañana no, y que la vida es una mierda. Una persona querida por la familia dejó flores en la carretera. Fue impactante, y duro, muy duro. Yo no soy religiosa, pero sí espiritual. En la carrera nos grabaron a fuego el espíritu científico, y yo lo tengo, pero también tengo la creencia de que las personas que se van nos cuidan desde donde estén. Y que están en un "lugar", no necesariamente el cielo, donde sólo hay paz. Me pueden contar lo que quieran, pero nunca nadie me va a quitar este pensamiento. Y por supuesto respeto profundamente tanto a los que creen que no hay nada como a las creencias de las diferentes religiones. Ésta es la mía, me aferro a ella y me ofrece muchísimo consuelo. Dentro del dolor, prefiero pensar en que esa persona ya no va a sufrir nunca más y sólo va a tener serenidad. Así que rápidamente aparté de mi cabeza ese pensamiento fugaz de que la vida es una mierda. La vida no es ninguna mierda. La vida es un regalo y está llena de momentos muy malos, malos, normales, buenos y muy buenos. Los buenos hay que disfrutarlos y los malos hay que vivirlos, no nos queda otra. Todo lo que nos pasa en la vida, lo bueno y lo malo, son lecciones y nos hacen aprender y madurar.

No voy a releer este post antes de darle a publicar, porque seguramente querría borrarlo todo. Ya me desahogué, así que adelante. Lo publico. Volveré estos días con mis posts chorras de siempre.

4 comentarios:

  1. Es muy duro cuando alguien se va. Nosotros también hemos perdido hace poco a un familiar y mira que tenemos kilómetros por medio, que sólo lo veíamos en verano, cuando pasaba las vacaciones con nosotros (bueno, con mis padres) pero igualmente son seres queridos que siempre se echarán en falta. Y lo peor es la forma en la que se ha ido, muy dolorosa para toda la familia.

    Yo sí soy religiosa, creo que hay un Dios ahí arriba que nos cuida y al que le pido todos los días por mi familia, pero al que sobre todo le doy las gracias por lo que tengo.

    La vida es un regalo, no sabemos si larga o corta, así que hay que disfrutarla. Muchas veces nos olvidamos de eso y sólo nos acordamos cuando ocurren estas cosas, cuando la gente que queremos se nos va.

    Mucho ánimo, mucha fuerza y mucha positividad. La vida continúa....

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  2. Yo también pido y también agradezco, pero a mis abueliños :) Creo que la forma de la creencia o no creencia es lo de menos, y que lo importante es lo que dices tú: estar agradecidos por todo lo que tenemos.

    Mucho ánimo a ti también. Las personas somos más fuertes de lo que pensamos, y el tiempo al final nos ayuda a procesar la pérdida y a seguir viviendo. A mí me encanta acordarme de ellos con una sonrisa (incluso reírme a carcajadas con los recuerdos más graciosos). Cuando el duelo normal se supera, empezamos a recordarlos con serenidad. Muchos besos.

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  3. Sabes que en esos temas no me meto, pero mucho animo neni. Tu pa´lante que puedes con todo lo que te echen y mas. Arriba con esa consulta y ya sabes: si me necesitas, solo dame un silvidito.

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  4. Gracias pichurri! La verdad es que antes me tenía por una persona débil, pero estos últimos años crecí mucho (también a lo ancho, jajajaja) y descubrí lo fuerte que soy en las cosas importantes. Luego me cae un vaso y se rompe, o cualquier otra chorrada, y lloro los siete llorares, como una cabriña estoy :)
    Un muaaaaaaaaaaaak así de gordo!!

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