Después de...

... tararear mentalmente el Waka-waka desde hace un mes (y aprenderme el baile!)...


... hacer un viaje de 80 km. para ver el partido y llegar con el tiempo justo...


... pensar que iban a poner una pantalla gigante en la Plaza del Ayuntamiento, y acabar yendo a un bar de viejos y luego a una cervecería porque de pantalla nada de nada...


... dedicar más tiempo a observar el comportamiento grupal de los espectadores que a mirar para la pantalla...


... ver cómo una chica aparentemente fina le dedicaba unos vigorosos cortes de manga al árbitro...


... quedarme sin tímpanos tras el gol...


... ir hasta la fuente para ver cómo la masa enfervorizada colgaba un pulpo del monumento...


... quedarme sin tímpanos de nuevo a causa de los fuegos...


... saltarnos la dieta cenando en un kebab (al fin y al cabo los falafel están hechos de garbanzos, pensé para consolarme)...


... saltarnos la dieta de nuevo tomando una caipiriña...


... emocionarme más con la partida de billar de los chicos que con el partido...
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... después de todo eso, mi mayor recuerdo del día en el que la selección ganó su primer Mundial será...




¡El tremendo de pisotón que me arrearon al celebrar el gol! ¡Creo que hasta me hinchó el pie y todo! :,(