Ayer fui a un conocido gimnasio sólo para mujeres (esto es como decir "unos conocidos grandes almacenes" cuando todo el mundo sabe que hablas del Corte Inglés). Tenía cita para una sesión gratis de prueba porque están en la semana de puertas abiertas, y todo lo gratis mola, así que allá fui.
Al llegar, las empleadas, muy sonrientes, se me presentaron y me atendieron muy amablemente. A pesar de que era una sesión de prueba, me pasaron un montón de cuestionarios sobre estilo de vida, hábitos, salud en general... Yo ya iba con la idea de apuntarme, y menos mal, porque si llego a estar dudando, ¡casi no me daban la opción de decir que no! Luego me pesaron, comprobé que desde que dejé la dieta volví a subir un poquito (un poquito no, subiste unos 5 kilazos y una talla de pantalón, cacho mentirosa), y me midieron la grasa corporal con el aparatito ese que te escanea el cuerpo entero y te dice lo gorda que estás aunque tú ya lo sepas.
Cuando la maquinita infernal me dijo que tengo la grasa de una morsa obesa mórbida adicta a los donuts con mantequilla de cacahuete, poco me faltó para ponerme a llorar allí mismo suplicando una liposucción de urgencia (¿alteraría los datos el minipaquete de pipas peladas sabor Tijuana que regalaban con la Cuore y que me zampé de camino al gimnasio?, pensé, ilusa de mí). En vez de eso, me mantuve muy digna mientras la chica me proponía unas metas bastante realistas a conseguir a medio plazo. Ahí ya me animé un poco.
Luego tocaba recorrido por las máquinas: un círculo de 13 máquinas que hay que recorrer 2 veces en media hora. Cuando consigues entender la máquina y empiezas a ejercitarte, una voz de hombre te dice "cambio", te bajas de la máquina tropezando para dejarle el sitio a tu compañera y te pasas a otra. Allí yo parecía la única novata, supongo que será normal, pero es que ¡hasta las señoras mayores lo hacían mejor que yo!
Luego, estiramientos. Eso sí lo sé hacer (menos mal).
Por último, firmé el contrato (¡de un año!) y me comprometí a acudir al menos tres veces por semana, y cuando pueda, a ir cinco días. Casi me da la risa.
Conclusiones:
- Hoy me borré de mi antiguo gimnasio. ¡Adiós, clases de step! (eso sí que lo echaré de menos)
- Lo mejor de este gimnasio: la motivación. Todo son incentivos para que continúes con el ejercicio: metas, programas de puntos, regalitos, desafíos...
- Lo peor: La manera de enganchar a la gente para que se apunte. Si eres débil y no sabes decir que no, y no tienes muy claro si ir o no, no vayas.
- Una curiosidad: lo happy-yuppis que parecían todas. ¿Sobredosis de café? ¿Droja en el colacao? ¿Endorfinas endógenas producidas por lo superguay que es hacer ejercicio? Y lo que más me preocupa... ¿acabaré yo también dando saltitos y gritando "vamos, chicas"?
- Mi previsión de futuro: espero adelgazar algo, contando con la inestimable ayuda de Pinchiño en su faceta de cocinero; si me mato a ejercicios pero sigo comiendo como un náufrago recién rescatado, no hacemos nada. ¡Quiero volver a entrar en la talla 40 de Stradivarius!
Hola¡¡ gracias por pasarte por mi blog y dejar un comentario. Sí cerca de Daviniel hay un gimnasio ...
ResponderEliminarConozco el gimnasio que mencionas en esta entrada, no porque lo halla probado, por una amiga.
Yo empiezo mañana, esta vez me he apuntado a Gimnasina de mantenimiento, por el ayuntamiento ... a ver que tal.
:)