Desde que era pequeña tengo una manía un poco friki a la hora de calcular cuánto pesan las cosas: lo mido todo en bricks de leche y garrafas de agua:
- Mi gato pesa 5 kilos.
- ¡Caray! Como una garrafa de agua.
- Me zampé un chuletón de medio kilo.
- ¡Qué animal eres, eso pesa como medio cartón de leche!
- El bebé pesó al nacer 3´3 kilos.
(Aquí, innovando, me imagino dos botellas grandes de agua y una lata de Cocacola)
Pues desde que empecé la dieta ya adelgacé una garrafa de agua, ¿a que dicho así impresiona más? Además bajé una talla, el otro día me emocioné tanto al volver entrar en una 40 que me compré 7 pantalones de un tirón. Los de la 42 siguen languideciendo en el armario, pero voy a esperar prudentemente unos meses antes de buscarles nueva dueña. No quiero cantar victoria antes de tiempo.
En el gimnasio me piden que camine al menos 5000 pasos diarios. Llevo un podómetro la mar de apañado, y cada día lo engancho en una parte de mi cuerpo según la ropa que tenga puesta: un día en una bota, otro día en la trabilla del cinturón, otro día en el bolsillo... Últimamente estaba superando la barrera de los 5000, pero estas vacaciones me relajé un poco y apenas llegaba a unos tristes 3000.
Además, el ordenador del gimnasio me calcula las calorías que quemo con cada entrenamiento. Tenía como objetivo llegar la mayoría de los días a las 400 calorías, estos últimos meses me costaba un montón pero ahora ya lo consigo. ¡Voy como una bala!
Pero tranquilos todos, que en los huesos no me voy a quedar. Aún me faltan por bajar unos cuantos kilillos, y cuando llegue a un peso saludable seguiré comiendo sano, pero ya para mantenerme. Además, aunque llegue a un peso sano y razonable para mi estatura, nunca seré un palo (¡un paaaaaaloooooooo!). Si quisiera lucir el famoso "thigh gap" o "huecoentrelaspiernasquealgunaslucencongraciaperootrasparecequenacieronmontadasenuncaballo" podría volverme loca intentándolo, pero no lo conseguiría jamás.
Keep calm and mañana no te peses