Hace unos días participé en un concurso de Facebook organizado por un salón de estética cercano a mi casa, donde sorteaban una pedicura. Me tocó, fui a hacer la pedicura, y me convertí en clienta. Pedí un bono de presoterapia por dos motivos:
- Por curiosidad.
- Para ver si, entre la presoterapia y el gimnasio, me animo a comer bien y pierdo
Hoy por la mañana me presenté allí. Los pasos que realizaron fueron los siguientes:
1.- Masaje masoquista:
Me hicieron un masaje en las piernas y la barriga con un cepillo con púas de madera. Vale, las púas terminan en bolita. Pero si tienes mala circulación (como es mi caso), duele más que parir. Bueno, esto último no lo sé, sólo estaba exagerando.
2.- Máquina infernal:
O como le llaman ellas, plataforma vibratoria. Te dan un pantalón de papel, y te colocas en la máquina de pie, agarrando las asas. La postura correcta es con las piernas un poco flexionadas, la pelvis hacia adelante, y apretando el culete y la barriga. Diez minutos de vibración, y te sientes como si acabaras de correr la maratón de San Silvestre. Yo que pensaba que consistía en subirse, temblequear y ya está, y me bajé del aparato ese sudando como un cochinillo.
3.- Tensiómetro gigante:
Después te tumbas en una camilla, y te envuelven en unas botas de astronauta que llegan hasta debajo del pecho. Estás media hora tumbada mientras el traje espacial te comprime hasta las entrañas, como si te estuvieran tomando la tensión a lo largo de todo tu ser.
Resultados: llevo sólo una sesión, no seáis ansias. Pero llegué a casa y, totalmente concienciada con la causa, me tomé una infusión de cola de caballo
¿Repetiré? A pesar de todo lo que acabo de contar, sí voy a repetir. En primer lugar, porque tengo un bono de 8 sesiones. Y en segundo lugar, porque soy una exagerada y en realidad la tortura china que os acabo de contar no es para tanto. ¡Y quiero ver resultados! En realidad lo ideal sería hacer 2 sesiones a la semana, pero por falta de tiempo yo sólo puedo hacer una. Si me cuido, yo creo que algo voy a conseguir.