Koki está contenta. Está empezando a cambiar hábitos poco saludables por otros más adaptativos. "Seguro que en la proxima analítica el colesterol ya está controlado". "Seguro que en verano podré volver a ponerme ese vestido de cerecitas que sólo me puse una vez y que de momento no me sirve ni con calzador".
Es por la mañana. Koki está terminando de alisarse el pelo, y en 10 minutos estará lista para salir a hacer gestiones. Pero un catarro mal curado le provoca un ataque de tos, la espalda de Koki se rebela, se oye "catacroc", y Koki queda doblada como Pozí. Koki prepara una mochila con un par de pijamas, la llevan al médico, en el médico le dan una tonelada de medicinas, y a Koki no le queda más remedio que trasladarse unos días a "Hotel Mamá" porque no se puede valer por sí misma. Le tienen que dar el desayuno en cama. No puede ni ponerse los calcetines. Las pocas veces que camina (de la cama al cuarto de baño o al sofá) parece Chiquito de la Calzada.
La dieta continúa. Pero tantas horas tirada sin hacer nada hacen mella en ese monstruito interno llamado gula. Koki no para de pensar en bocatas rebosantes de Nocilla, en plan que lo muerdes y la Nocilla se sale por fuera del pan, y luego te chupas los dedos. O napolitanas. O gominolas, nubes, chocogalleta. Pero no. Koki es fuerte y en los momentos de gula se toma una mandarina o una tortita dietética de arroz, pero eso sí, de esas que vienen con un poco de chocolate.
El podómetro pasa unos días agonizando en la mesilla. Total, para qué.
Cuando se encuentra mejor, Koki va como todas las semanas a pesarse al gimnasio. La báscula marca unos míseros 100 gramos menos que la semana pasada. Las monitoras la felicitan por hacer las cosas bien a pesar de no poder moverse.
Y así están las cosas. Estoy deseando volver a la normalidad, levantarme por las mañanas a una hora decente (el relajante muscular me tumba y me hace dormir 11 horas), continuar con mis proyectos y llevar una vida productiva. Mientras tanto, me cuido y me dejo cuidar, y me lo tomo como una situación pasajera. ¡Paciencia!
Ay! Mejórate prontito! Y enhorabuena por ser fuerte y evitar la tentación de la gula. ¡¡Tú puedes!!
ResponderEliminarBesos!
Gracias guapísima! Ya estoy mucho mejor, el ejercicio tendrá que esperar unos días, pero ya estoy más animada! Un besazo!
Eliminar